En cierta ocasión, Abreu Gómez escribió lo siguiente: "Canek, no es bueno o malo, es el libro que mejor refleja mi dolor, el dolor de los humildes, de los indios de mi tierra. Si su lectura aviva la conciencia del hombre frente a la injusticia, me tendré por satisfecho".
Don Artemio nos comenta que en fragante locutorio de San Jerónimo, la melodiosa Sor Juana Inés de la Cruz tenía todas las tardes, antes de vísperas, animadas reuniones con las personas de más pro en la ciudad, que con su joyante séquito de cortesanos, iban a embelesarse con las palabras de esa monja.
Breve elogio de Benjamín Franklin y otros escritos entrega al lector páginas llenas de ingenio, sabiduría, sentido común, agudeza, optimismo y no poca erudición y sarcasmo que invitan a descubrir la complejidad y riqueza de una obra central en el desarrollo de nuestra imaginación literaria.
El bibliófilo de La casa de papel, Carlos Brauer, narra los secretos que llevaron a un amigo al suicidio en una investigación que reúne la vergüenza con las formas de la melancolía, las confusiones del arte contemporáneo, la vida montevideana y la frontera norte del Uruguay.
Se trata de la crónica personal de una fantástica ronda nocturna por la ciudad de México, tocada por la magia, la ironía y lo más efímero de todo: la actualidad, hasta cerrar en un animado Coloquio de los Muertos.
Elena Poniatowska, ganadora del Premio Biblioteca Breve 2011 con Leonora, ha escrito una biografía entrañable: la del científico que consagró su vida a desentrañar los misterios del cielo y que compartió con ella y con sus hijos sus horas terrenales.
Tres ensayos de Cosío Villegas que lo muestran en el dominio de su propia visión de la historia de su tiempo y de un estilo personalísimo, atado al deseo de comunicar, persuadir y estremecer en cada renglón.
EI teatro que se realizó en la Nueva España durante tres siglos recorrió los mismos caminos que los de la península: del Renacimiento al neoclasicismo, pasando por el incomparable momento barroco que representa el Siglo de Oro. A pesar de su desarrollo paralelo con la metrópolis, la literatura dramática novohispana fue incorporando las realidades humanas y sociales que configuraron una personalidad propia en los corrales y coliseos virreinales.
Hay en esta narración un importante precursor de la novela mexicana. Aquí se cuentan los pormenores e insólitos infortunios de un viaje alrededor del mundo en el siglo XVII, cruzado por peligros y acechanzas inimaginables.
En el instante en que alguien festeja, otro sufre. En el instante en que alguien ama, otro mata. La belleza de la noche incluye su submundo, una suma de escenas que configuran una misma noche.
Poner el cuerpo es el diario de una enfermedad, una crónica, una investigación periodística y una excavación tan delicada como profunda en un terreno minado.
En este libro se aprecia con nitidez el deseo de dotar a la joven república de México de un orden racional y justo, en medio del enorme caos político, económico y social que acompañó su nacimiento y construcción como nación.
El siglo XIX mexicano resulta inimaginable sin las narraciones, crónicas y ensayos de Manuel Payno (1808-1894), y en este volumen los tres géneros están presentes.