Acogida por los medios como «la mejor novela de Auster» (Harper’s Magazine), estamos ante un ejercicio soberbio de precisión narrativa e imaginación, llamado a coronar la carrera literaria de uno de los grandes escritores de nuestra época.
Escritas casi una década antes de la publicación de su obra magna –Ulises–, las quince historias que componen Dublineses forman la primera gran pieza narrativa de James Joyce, un homenaje a su ciudad natal que ya denota la gran capacidad de observación y burla de su autor, así como la sensibilidad y el minimalismo propios de su literatura.
En esta colección de relatos aparecen políticos corruptos, sacerdotes fracasados, adolescentes melancólicos, seductores, cotillas, prostitutas, músicos, poetas, patriotas y vagabundos que servirán de inspiración para las obras posteriores del escritor y que describen a la perfección la compleja realidad social de principios del siglo XX en el Dublín que Joyce convirtió en leyenda.