Ensayos literarios

Cómo sentimos es un libro sumamente original sobre las emociones, que combina de manera muy atractiva la información científica rigurosa, el experimento psicológico, el relato literario y la reflexión del pensador humanista. El libro está estructurado en siete capítulos que estudian la ira, la culpa, la angustia, el duelo, la empatía, la alegría y el amor, enmarcados por un prólogo y un epílogo imprescindibles para comprender a fondo la gran aportación de la neurociencia, así como las limitaciones que entraña un enfoque puramente científico de las emociones. En todos los capítulos se completa la minuciosa exposición biológica, desde los antecedentes darwinianos hasta los resultados de la moderna investigación neurocientífica de las emociones, con relatos que, casi siempre en primera persona, proporcionan el contexto sociopsicológico en el que las emociones se producen. Ejemplos sobresalientes de la vivacidad y la calidad afectiva del relato son el capítulo sobre el amor, en el cual el autor analiza los distintos estados emocionales del enamoramiento y el desenamoramiento a través de su experiencia personal, o en la entrañable evocación de sus abuelos sicilianos en el capítulo sobre el duelo. La formación multifacética del autor se pone de manifiesto en su contundente afirmación en el Epílogo: «Mientras que la neurociencia explica las emociones mediante cifras y datos, señalando causas y resultados, nuestra manera de entender las emociones dependerá siempre de algo más que de la pura ciencia. Es posible ser al mismo tiempo científico y poeta cuando uno intenta comprenderse y comprender cómo siente.»

Este libro es un peculiar tratado de psicología. Se ocupa de las fuentes del mal. Es un ensayo

«Este libro nos presenta las bases de un debate, dos concepciones del mundo tal como es y tal como funciona» (Philippe Gauthier), «Una cosa perdura: la Europa de los veintisiete representa, sin duda, un mercado común; tal vez marque simultáneamente la pérdida de una cultura europea común» (Valérie Wosinski, Page).

Este libro investiga la historia de la pasión por coleccionar desde el Renacimiento hasta nuestros días. Todo objeto de colección, ya sea una caja de cerillas o la uña de un mártir, tiene un significado que trasciende al objeto mismo; es un tótem. Y el afán incesante por poseerlo convierte al coleccionista en un antropólogo cultural. Philipp Blom destila los temas que subyacen a esta pasión aparentemente tan inasible: conquista y posesión, caos y memoria, un vacío que colmar y la conciencia de la propia mortalidad. «Una crónica sobre la rareza de la mente humana, y la maravilla del mundo, espléndidamente escrita, fascinante, divertida, asombrosa» (A. C. Grayling, The Financial Times).

En tiempos de las redes sociales la conversación es un arte en decadencia. Se trata de una pérdida significativa. Para Borges, la cultura se originó gracias a «unos cuantos griegos conversadores». Quien dialoga se sirve de la inteligencia en forma libre y gratuita; aplaza las certezas, las opiniones definitivas, la voluntad de tener razón, y descubre con asombro ideas propias.
A contrapelo de la celeridad contemporánea, Stavans y Villoro se han servido de internet para dialogar dilatadamente, como lo hubieran hecho en un café, explorando su pasión común por la literatura y las circunstancias en que ocurre.
Nacido en México, Stavans vive en Estados Unidos, donde escribe en español, inglés y espanglish. Por su parte, Villoro entiende los viajes como una oportunidad de volver a México. Las diferencias de formación y el hecho de que los autores se hubiesen frecuentado poco, permitieron que el intercambio fuera un sorprendente proceso de conocimiento mutuo.
El ojo en la nuca es una conversación en tono suelto, atrevido, que incluye las hipótesis, las confesiones, los desahogos, las bromas, las anécdotas y las interpretaciones que no siempre llegan a la versión definitiva de los textos pero los sustentan en secreto. En este singular y fascinante intercambio de perspectivas, el ojo sólo podía estar en la nuca.

El 1929 Edgar Feuchtwanger, fill d’un editor i nebot de Lion Feuchtwanger, viu una infantesa feliç a Munic. Des de la casa familiar, el nen, de cinc anys, veu un home amb un bigoti curiós. La gent que se’l creua li dedica una salutació estranya que consisteix a alçar el braç. El veí no és altre que Adolf Hitler. La família jueva va ser veïna de Hitler fins al 1939, quan el nen es va exiliar al Regne Unit. Avui, als noranta anys, Feuchtwanger ofereix un testimoni excepcional d’un període que per a moltes persones «s’ha convertit en una cosa abstracta», segons diu l’autor. Transformat altre cop en el nen que mirava per la finestra, ens relata magistralment l’ascens al poder de Hitler i la història de l’Alemanya nazi. «Feuchtwanger evoca Hitler des de dos punts de vista. Un és el de l’historiador especialitzat en el Tercer Reich, que investiga sobre el líder més sàdic del segle XX. I l’altre, molt més íntim, el del nen que es creua amb Hitler a la cantonada de casa, el de l’antic veí jueu del Führer, que recorda un home “més baixet” que el seu pare. De la combinació d’aquestes dues mirades en resulta un testimoni excepcional» (Le Parisien).


No hay ningún libro como éste. En primer lugar, ya irán viendo línea a línea por qué, pero, en segundo lugar, porque aquí se tratan asuntos sobre los que no se tiene una «visión distinta». Una «visión distinta» requiere en la óptica una separación de unos veinticinco centímetros. Con una distancia menor, las cosas no se ven bien y se emborronan a tal punto que no se las distingue cabalmente. Como consecuencia, es probable que uno pase por ellas sin darse cuenta y al perder porte pierdan también su importancia. Porque ¿qué estimación damos al jabón, al peine, al pan tostado, a las sábanas, los calcetines, el papel higiénico, la bombilla, el pijama o el orín de todos los días? Serán significantes pero ¿pueden considerarse significativos? El domicilio, nuestro hogar, es una cámara de compresión donde se disfruta o se sufre con tal intensidad que hasta las paredes se resienten con nuestras emociones, olores y maldiciones. Sin casa donde acantonarse se vive como en las afueras de uno mismo y, aun sin perder el embalaje del cuerpo, faltará la guarida que hace las veces de un segundo envoltorio orgánico. ¿Cómo no referirse pues a este recinto que de un lado acoge nuestra identidad y de otro la plantifica sobre los muebles o las cortinas, los lloros, los ronquidos o las pestilencias? ¿Cómo no tratar esa insidiosa diferencia que necesitamos atribuirnos respecto a nuestros vecinos iguales y apostados en el mismo rellano?

«El pelo, una de esas menudencias en las que nadie piensa, pero que cambian culturas enteras.» La frase proviene de las memorias de Keith Richards, guitarrista de los Rolling Stones, pero también pudo haber sido la primera línea de este libro inclasificable que, con una desmesura que acaso participa del fetichismo y que no excluye la provocación, se ha propuesto pensar en la peluca, en lo que tiene de impostura y de protésico, como una vía oblicua para elaborar un retrato de la civilización occidental.

Richard Sennett es un autor de gran prestigio entre los lectores interesados en temas sociológicos. Así, La corrosión del carácter estudia las consecuencias antropológicas de la nueva organización del trabajo en el capitalismo de las últimas décadas del siglo XIX, El respeto es una reflexión sociológica sobre las instituciones de asistencia social, El artesano aborda el valor formativo y moral del trabajo personal y Juntos trata de la participación y la colaboración social. Este volumen, breve pero interesantísimo, incluye dos textos: El gueto judío de Venecia, nueva versión de un capítulo de su importante Carne y piedra, obra de 1994 en la que el autor daba muestra de la amplitud de sus conocimientos y de la sutileza de su análisis sociológico, y El extranjero, una versión ampliada y revisada de un ensayo anterior sobre el exilio. En ambos casos, el objeto de reflexión es la condición de extranjero, de extraño, de diferente, y de la manera en que esa condición es concebida por los nativos y vivida por el extranjero, lo cual depende del contexto histórico y social. El estudio del gueto de Venecia a comienzos del siglo XVI muestra el lugar que en esa sociedad ocupaban y el trato de que eran objeto no sólo los extranjeros, sino determinados sectores sociales estigmatizados, como las prostitutas, pero especialmente los judíos. Y, a propósito de éstos, el texto analiza las consecuencias de la segregación como rechazo y a la vez estímulo para la toma de conciencia colectiva de pertenencia a una comunidad cultural. El segundo ensayo se ocupa de las tribulaciones del intelectual ruso Aleksandr Herzen, emigrado de su país en 1924, en su ruta por distintos países de Europa, y de sus dificultades para encontrar una identidad nacional. Aquí es interesante la referencia de Sennett al nuevo concepto de nación en la Europa de mediados del siglo XIX y el cambio en la naturaleza política de la idea de nación, que aludía de manera primordial a la ciudadanía, por una naturaleza de tipo antropológico, que alude más a la fusión del individuo con el conjunto de creencias, tradiciones y hábitos lingüísticos y culturales de un pueblo.

Allá por 1982, Ryszard Kapuscinski empezó a tomar notas sueltas y aparentemente inconexas en torno a lo que sucedía a su alrededor, sazonándolas con grandes dosis de reflexión acerca del destino del hombre y el mundo contemporáneos. No tardó en descubrir que el fragmento no sólo se ajustaba perfectamente a su temperamento de escritor sino que, reunidos en un volumen, aquellos retazos de la realidad vivida acababan por formar, cual pinceladas impresionistas, un abigarrado y pertinente retrato de nuestra época. Paralelamente a obras monolíticas de Kapuscinski (como El Imperio o Ébano), se han publicado en su Polonia natal sucesivas entregas de Lapidarium (en noviembre de 2002 ha salido la quinta), cuya publicación hemos empezado por el tomo cuarto, por recomendación del propio autor.

A partir de la publicación en 1996 de El arte de la fuga, la obra ensayística de Sergio Pitol se transformó en una galería de imágenes que, a la manera de los grandes vitrales góticos, revela en la suma de sus fragmentos el relato de una vocación, el paciente acopio de fronteras que afianzan un estilo. Inventario de intuiciones y reminiscencias, de manías y fobias, este libro es el testimonio de una vida repartida y narrada desde la literatura, los rasgos que configuran el itinerario de un lector. Pitol ha ubicado su trabajo al amparo de una idea en la que los elementos menos visibles de la memoria y la imaginación trabajan juntos para alcanzar estructuras orgánicas, implacables. Aquí la semblanza biográfica, la nota de lectura y la conferencia se mezclan, con una facilidad de vértigo, con el escrutinio de las propias agitaciones que se encuentran en la médula de toda escritura, para de ahí saltar a la reflexión política, al comentario de una obra plástica o al problema de la identidad en América Latina. Escritos a lo largo de las dos últimas décadas, los ensayos que reúne este volumen constituyen las bifurcaciones de una vasta genealogía de afinidades. A los de Cervantes, Dickens, Galdós, Virginia Woolf y Chéjov, nombres recurrentes que pueblan la biblioteca esencial de Pitol, se suman ahora los de Carlos Fuentes, Fernández de Lizardi, Monterroso, Pacheco, Aira y Bellatin, como también el cine, la narrativa polaca, los proyectos editoriales de Tusquets y Anagrama, la pintura de Juan Soriano, Rufino Tamayo y Vicente Rojo, la cerámica de Gustavo Pérez, la literatura policial, distintos rostros con que se revela y esconde el tercer personaje que habita en estas páginas del último libro, hasta la fecha, de Sergio Pitol. «Pitol es un virtuoso del lenguaje y hay algo profundamente lujoso en su sintaxis, en su léxico, en sus biografías y cuando escribe ensayos; al revés de muchos autores que se ponen académicos, en Pitol se da una anomalía admirable: los ensayos son más coloquiales que los relatos» (Andrés Neuman). «En su obra se mezclan el libro de viajes, las memorias, los personajes, el ensayo más literario, y cumple el propósito que buscamos nosotros los lectores fanáticos y furibundos, y es que permite la conversación literaria. Sus libros propician el diálogo literario y abren puertas en lugar de clausurarlas» (Juan Gabriel Vázquez).

En una época de aplanamiento de las categorías, de fácil acceso a una supuesta biblioteca universal digitalizada (en verdad, fragmentaria y caótica), el editor tiende a ser visto como un intermediario innecesario entre el escritor y el lector. Este breve volumen de Roberto Calasso viene a rebatir punto por punto ese y otros graves errores de los adalides de la inmediatez, la velocidad y el rendimiento monetario como categorías absolutas.

Estamos acostumbrados a ser testigos de violencias extremas, torturas, violaciones y humillaciones en todas las formas del arte. A menudo la crueldad allí desplegada se nos presenta como espectáculo. Sin embargo, hay una crueldad que no satisface el morbo del espectador ni corteja sus valores, sino que lo confronta con sus hipocresías y sus miserias. Es ética en el sentido de que pretende una transformación del lector, aunque a veces tenga que agredirle para ello: no le ofrece certidumbres sino lo contrario. Este libro defiende una literatura contraria a la cultura del espectáculo y a la asepsia posmoderna, una literatura que aborrece lo inocuo y lo complaciente. José Ovejero ilustra su propuesta teórica con una original exploración de novelas de Bataille, Canetti, Luis Martín-Santos, Cormac McCarthy, Onetti y Jelinek, autores crueles cada uno a su manera. Después de leerlos, no se puede seguir viviendo como antes de hacerlo. Y lo mismo le sucederá a quien lea este ensayo.

«Interesantísimo libro para una época de crisis galopantes y poderes desatados» (Jesús Ferrer Solà, Turia).


Campo de guerra analiza la tendencia geopolítica encabezada por Estados Unidos de América, que, con el pretexto de combatir el terrorismo en el mundo, ha impuesto el control y la vigilancia a partir de plataformas militares, y ha impulsado el orden paulatino de grandes corporaciones mundiales, cuya sinergia en el espionaje absoluto se ha revelado en los últimos tiempos. El modelo de control y vigilancia fue insertado en la comunidad internacional mediante la ideología ultraliberal, la apertura de los mercados, la economía globalizada y las sociedades de la información. De modo paralelo, la democracia formal hizo creer que, a través del pragmatismo por encima de las normas constitucionales de cada país, podría avanzarse para realizar un gobierno planetario bajo la bandera de «la libertad y la democracia». Este ensayo documentado e inquietante explora esa geopolítica que aprovecha la inestabilidad social, los cárteles de la droga, la represión del Estado y el paramilitarismo para sentar las bases de un dominio integral. Un atisbo al mundo del mañana que comenzó a ser hoy.

Las andanzas de Kapuscinski, reportero del semanario Polityka por la Polonia profunda, fructificarían en 1962 con la publicación de su primer libro, La jungla polaca, escrito entre las décadas cincuenta y sesenta del siglo XX, entre viaje y viaje africano. El ambiente literario era favorable a los reportajes, que se habían convertido en asignatura obligatoria para las plumas más destacadas del país. En medio de la profusión de la que en Polonia se llamó «literatura de los hechos», el delgado volumen de un debutante, apenas treintañero, suscitó el interés del público y de la crítica, que destacó la manera novedosa de concebir el reportaje, convertido en literatura con mayúsculas. «Kapuscinski encuentra a sus héroes entre los habitantes de aldeas de mala muerte, entre personas de profesiones poco corrientes y aquellas cuyas vidas ?también poco corrientes? están marcadas por la complejidad de la época en la que les ha tocado vivir» (Zycie literackie).

Éste es un libro de terror. Al igual que en Frankenstein, nosotros hemos construido al monstruo, nosotros somos sus víctimas y ahora tratamos inútilmente de detenerlo. Los hechos son simples: la población mundial crece, los recursos tienen un límite y las consecuencias de explotar esos recursos están cambiando de forma irreversible las condiciones de vida de nuestro planeta. No se trata de una denuncia más. El autor de este libro es un científico y todo cuanto aparece en estas páginas procede de estudios comprobados que nos transmiten el mismo mensaje: Estamos condenados. Tiramos la mitad de lo que compramos como si los productos fueran inagotables; explotamos los recursos naturales como si salieran de la nada; y seguimos extendiéndonos por la faz del planeta. Hagamos lo que hagamos, cerremos los ojos, nos vayamos a vivir al campo o nos suicidemos, el resultado será el mismo. No podemos impedir nuestra propia desaparición como especie. «Emmott nos lanza predicciones terribles apoyadas por hechos incuestionables» (Andrzej Lukowski, Time Out).

El concepto de «el Otro» puede entenderse como el individuo que se contrapone a los demás individuos, pero «el Otro» también es aquel que hunde sus raíces en la diversidad de sexo, generación, nacionalidad y religión. A través del reportaje, el autor rememora a los interlocutores que ha ido encontrando por las calles del mundo. Son personas hechas de dos partes: una es el hombre con sus alegrías y sus penas, y la otra es la identidad racial, cultural y religiosa. Kapus¿cin¿ski analiza este doble aspecto dejando al descubierto que la percepción cultu-ral nunca es estática, sino móvil y sujeta a las tensiones que dependen del contexto exterior, de las expectativas del entorno y de nuestra edad y estado anímico. Así, en estas seis conferencias, el mundo es un territorio en el cual la salvaguardia de la diversidad pasa a través del conocimiento de la diversidad.

Al autor de este cuaderno, nacido en Barcelona en 1965 y profesor de universidad desde hace




Julio Llamazares reconstruye la película de una época que fue el