Aquí, Castera define las dimensiones de su narrativa: “Como soñador, soy el primero que sufro cuando el realismo me obliga a descubrir escenas que no quisiera ni pensar; refiero lo que me ha sido referido; no invento, copio; no hay en esto fantasía, hay realidad profunda”.
EI teatro que se realizó en la Nueva España durante tres siglos recorrió los mismos caminos que los de la península: del Renacimiento al neoclasicismo, pasando por el incomparable momento barroco que representa el Siglo de Oro. A pesar de su desarrollo paralelo con la metrópolis, la literatura dramática novohispana fue incorporando las realidades humanas y sociales que configuraron una personalidad propia en los corrales y coliseos virreinales.
El ser humano ha sido curioso desde el inicio de los tiempos y no sería extraño que guiado por este instinto haya navegado mares lejanos al encuentro de distintas culturas.