Eran cómplices de aventuras. Como Los Cinco, esas novelas juveniles de unos amigos inseparables. Lo fueron hasta que un segundo lo cambió todo. Los veranos de la infancia, la vida sin prisas y aquella amistad que parecía eterna estalló en un coche una madrugada de invierno. El peso de la culpa dinamitó sus sueños y dejaron de verse. Pero la delirante promesa de celebrar juntos el cuarenta cumpleañ...