Último reducto de la memoria y de los sueños: el cerebro, donde todo ocurre, pero también donde todo puede parar cuando se convierte en una casa a oscuras habitada por nada, nadie, nunca.
En esa tierra de nadie que es la vida se enfrentan los personajes de esta pequeña obra maestra, escrita con inmensa libertad, precoz sabiduría literaria y una inmejorable intuición para el humor y la catástrofe.