Honor Tait, famosa periodista casi octogenaria que fuera descrita en sus días de gloria como «alto cociente intelectual con escote bajo», prepara la escena para recibir a una colega mucho más joven que viene a entrevistarla y hace desaparecer todo aquello que pueda dar pistas sobre su larga y agitada vida pública y privada. Porque se dice de ella que se casó demasiadas veces y que iba a las fiestas de Hollywood cuando Hollywood era una fiesta. La entrevistadora es Tamara Sim, veintisiete años, trabajadora free lance en una revista del corazón, que no ha pisado la universidad pero compensa su ignorancia con ambición e ingenio. Y sobre los encuentros y desencuentros de estas dos mujeres de diferentes generaciones y clase social, con una ética profesional y una visión del mundo muy diferentes, se despliega esta espléndida «novela de periodistas», que va de la sátira a la intriga policiaca, de la comicidad a la desolación. «Una farsa muy literaria, muy inteligente, con momentos a lo Nancy Mitford o Helen Fielding... Negra y exquisitamente divertida» (The Independent). «Una fábula efervescente, aunque a veces golpee con mano dura, que revela el talento de la autora para la sátira» (Michiko Kakutani, The New York Times).
Valeria Falcón es una actriz de cierta notoriedad que cada jueves visita a una vieja gloria del teatro, Ana Urrutia. La Urrutia padece el síndrome de Diógenes y no tiene dónde caerse muerta. Su ocaso se solapa con la eclosión de un capullo en flor, Natalia de Miguel, una joven aspirante que enamora al cínico Lorenzo Lucas, álter ego de Addison DeWitt. Nadie tendrá derecho a destrozar la felicidad de Natalia de Miguel, una chica muy delgada que en pantalla da gordita. Por su parte, el ganador de la copa Volpi, Daniel Valls, confronta su éxito, su dinero y su glamour con la posibilidad de su compromiso político. A menudo llega a una conclusión: «Soy un débil mental.» Charlotte Saint-Clair, su esposa, lo cuida como una geisha y odia a Valeria, gran amiga de Daniel. Un ictus, el montaje teatral de Eva al desnudo y la firma de un manifiesto descubrirán al lector: Una historia sobre el miedo a perder un sitio. El sitio. Sobre la resistencia a la metamorfosis y la conveniencia –o no– de la metamorfosis. Sobre qué significa hoy ser reaccionario. Sobre los cambios de lenguaje que reflejan cambios en el mundo. Y sobre los cambios de lenguaje que no reflejan nada. Sobre las pompas de jabón, el desprestigio de la cultura y la posibilidad del arte de intervenir en la realidad. Sobre la devaluación de la imagen pública del artista. Y su precariedad. Sobre la contradicción entre glamour y compromiso. Sobre el público. Sobre el relevo generacional y el envejecimiento. Sobre la escritura como acto de mezquindad. Sobre los actores ricos que firman manifiestos y los actores pobres que no firman nada porque nadie los tiene en cuenta. Sobre la paradoja de que sólo cuando alguien es anónimo empieza a servir para algo en su comunidad. Sobre la caridad como mal y las galas de beneficencia como bucle reproductor de la injusticia. Sobre la predicación con el ejemplo. Sobre si se puede luchar contra el sistema desde el sistema. Sobre Angelina Jolie. Sobre la mise en abyme del teatro y el cine dentro del cine. Sobre la diferencia que existe entre decir «Es gente» o «Somos gente». Sobre el plural, el singular y la utilidad de la escritura. Marta Sanz no se parece a ningún otro escritor de este país. Utiliza la risa como herramienta de diagnóstico. Un texto borde, divertido, triste, puntiagudo, urgente. Es farándula.