Adelantado a su tiempo, el Basilisco pasó su vida entre Irlanda, la corte española y la Nueva España, donde murió por ser fiel a sus principios. Pirata, conspirador, rebelde y poeta, su vida fue una aventura.
La pasión al desnudo, los excesos, aquellos mejores días, el sexo a la intemperie, los puñetazos y arañazos de celos al amanecer. Si ése no fue amor apasionado, no sé que lo podría ser.