En las postrimerías del año del Señor de 1659, cuarenta mil cristianos se aglomeran en la lluviosa Plaza Mayor, en la capital de la Nueva España, para presenciar el primer auto de fe realizado en diez años por el Santo Oficio.
El pueblo sigue a los condenados de esa tarde que, en solemne procesión, se dirigen al Quemadero, donde morirán abrasados hasta convertirse en cenizas. Entre aquellos misera...