¿Hay algún momento en que nos damos cuenta de que nuestros padres son mortales? ¿Somo espectadores atentos de ese momento que puede sobrevenir sin previo aviso?
En la tradición de Vivian Gornick, una novela que es un ensayo y un ensayo que es una declaración de principios sobre la vida doméstica y sus virtudes y dificultades.
«Con valentía y hondura, Diana Ospina Obando reflexiona en esta novela sobre la pérdida y el dolor de ser hija, al tiempo que nos entrega un relato de iniciación sobre el descubrimiento del deseo y del propio cuerpo en la adolescencia». Pilar Quintana
"Usted tiene un estilo depurado y directo más sin embargo con la sofisticación necesaria para describir en profundidad la desdicha humana. Usted es la única que me ha llevado al llanto, no Dostoievski, Poe, nadie. Yo siento que estoy enterrando a toda la familia". Alexandre Ritter
Quien se sumerja en estas páginas comprenderá que la literatura de Tomás González tiene el poder mimético de la gran literatura: aquella que nos recuerda, a tavés de personajes y del lenguaje, que la vida y la muerte son consustanciales: así como no podría haber océano sin costa, así mismo, no puede haber principio si no hay fin.
En la buena tradición de la novela de mafia, o de criminales, esta novela es una inmersión en la historia de una época que se niega a acabar en el presente pero que, gracias a la literatura, termina en la última página.
En una sociedad donde se enarbola la hombria, este relato íntimo sobre un padre y un hijo (que está a punto de ser padre) revela las posibilidades de sanar las cargas familiares.