Una historia sorprendente que se convierte en un nuevo vaticinio acertado de un autor que, como pocos, ha sabido prever el futuro en muchos de sus libros
«Qué voz más desnuda y terrible» (Jacinto Antón, El País); «Un doloroso ejercicio de honestidad llevado a cabo con absoluta sinceridad y rigor. Un relato soberbiamente ejecutado» (Eduardo Lago).