Y SIN EMBARGO, EL AMOR. Crece en esa zona contaminada, ensuciada de vida y de muerte, de heridas que no cicatrizan y de cicatrices que impiden el olvido. El amor dibuja bordes opacos que impiden ver con claridad aquello que irrumpe intempestivamente. Es el nombre de esa contingencia que nos encuentra desarmados y balbuceando ante lo que se escribe como diferencia. Ese tropiezo que nos salva de cam...