Soy el ejemplo perfecto de mujer florero.
Durante toda mi vida me han aleccionado para ello y he cumplido a la perfección mi papel.
Pero de repente la realidad se impone, y no de forma suave, no, sino con un bofetón cruel que te deja desorientada y sin saber qué hacer. Lógico si rara vez he pensado por mí misma; primero mis padres y después mi marido se han encargado de tomar las decisiones import...