Alejandro de Macedonia mostró desde un inicio la majestuosidad que sólo la influencia de los dioses otorga a los elegidos.
Hijo de Filipo II y de la desmesurada Olimpia, Alexandro Magno exhibió desde pequeño un carácter impetuoso. Discípulo de Aristóteles y admirador de Aquiles, la amalgama de influencias que en él confluyeron hicieron que en 32 años de una breve pero poderosa existencia lograra v...
Alejandro de Macedonia mostró desde un inicio la majestuosidad que sólo la influencia de los dioses otorga a los elegidos.
Hijo de Filipo II y de la desmesurada Olimpia, Alexandro Magno exhibió desde pequeño un carácter impetuoso. Discípulo de Aristóteles y admirador de Aquiles, la amalgama de influencias que en él confluyeron hicieron que en 32 años de una breve pero poderosa existencia lograra v...