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Gabriela Cabezón Cámara sitúa a la Bella durmiente en un prostíbulo infecto de Buenos Aires y le da, con una poesía que roza lo imposible, su beso particular.
Beya sólo puede dormir o morir a manos de los hombres que la someten a sus deseos más violentos. Beya reza y duerme y recibe sus dosis de dolor hasta que llega finalmente una solución radical.
Gabriela Cabezón Cámara sitúa a la Bella durmiente en un prostíbulo infecto de Buenos Aires y le da, con una poesía que roza lo imposible, su beso particular.
Beya sólo puede dormir o morir a manos de los hombres que la someten a sus deseos más violentos. Beya reza y duerme y recibe sus dosis de dolor hasta que llega finalmente una solución radical.