Durante las tres décadas previas al año 2001, México padeció los efectos de una debilidad estructural que se manifestó en la desconfianza del sector privado para mantener los niveles de su inversión. En este contexto, Carlos Elizondo analiza el periodo de nacionalización de la banca, y pone especial hincapíe en las repercusiones legales y económicas de ese acontecimiento.