Vivimos en la era de la confrontación y la crispación. Los discursos del odio, que hacen un uso estratégico de la mentira, deterioran las democracias al alimentar los movimientos populistas, más interesados en señalar culpables que en buscar soluciones.
Parecería que el consenso constitucional de la Transición está definitivamente roto y que hemos regresado a un pasado similar al de los últimos si...