Los viernes quedarían marcados en negro para siempre tras aquella conversación de Olivia y Octavio en su coche. Y los lunes también, que fue el día en que se decidió a romper con él. Pero el peor día de todos sería, sin duda, el sábado, cuando se reencontraron ambos, con ganas el uno del otro. Porque los sábados se desataban las pasiones, aunque cada vez se despertaban más a menudo, y no siempre e...