Somos inteligencias emocionales. Nada nos interesa más que los sentimientos, porque en ellos consiste la felicidad o la desdicha. Son lo más íntimo a nosotros, y lo más ajeno. Actuamos para mantener un estado de ánimo, para cambiarlo, para conseguirlo. No sentimos lo que querríamos sentir. Somos depresivos cuando quisiéramos ser alegres. Nos reconcomen las envidias, los miedos, los celos, la deses...
Somos inteligencias emocionales. Nada nos interesa más que los sentimientos, porque en ellos consiste la felicidad o la desdicha. Son lo más íntimo a nosotros, y lo más ajeno. Actuamos para mantener un estado de ánimo, para cambiarlo, para conseguirlo. No sentimos lo que querríamos sentir. Somos depresivos cuando quisiéramos ser alegres. Nos reconcomen las envidias, los miedos, los celos, la deses...