“Llegar a convertirnos en artesanos de nuestro propio trabajo, comprometidos con lo que hacemos, nos acerca a aquellos con quienes trabajamos y, a la vez, nos proyecta hacia la humanidad que contribuimos a eternizar, porque elegimos hacerlo”
Edgardo escribe poniendo el cuerpo, por eso sacude, por eso conmueve. En estos relatos la palabra no está exhibida: es un fluido más que corre de acá para allá, entre la nada más banal y lo más misterioso del universo.