Los chistes que hicieron descostillar de risa a los miembros de la guardia, a los empleados de cocina, a la tropa numerosa de religiosos consagrados del Vaticano y, por supuesto, al papa Francisco.
El asombroso descubrimiento de una personalidad universal que encarna los dramas de la guerra civil española y parte de la historia de Estados Unidos del siglo XX.