Con la sutileza y la profundidad que caracterizan su prosa, Alicia Dujovne Ortiz se ha internado, como Diego Duarte, en una zona vedada para narrar con el cuerpo el paisaje infernal de los basurales, pero también para encontrarse en cárceles, en villas, en la quema, con personas entrañables, con luchadores sociales, con hombres y mujeres indoblegables que sueñan con una vida mejor, y que exigen justicia para Diego Duarte.