Ficción y temas afines


Un inquietante thriller psicológico: una relación entre terapeuta y paciente deriva en una peligrosa obsesión.





Los cuentos completos de Ricardo Piglia, un clásico contemporáneo de la literatura en lengua española.

Relato en forma de diario personal que abarca de los ocho a los veinte años de Nieve Guerra. Todos se van narra la infancia y la adolescencia de su protagonista, quien, desde su nacimiento, viaja a la deriva de su propia vida gracias a que el Estado cubano decide su destino, siempre supeditado a un incierto desenlace signado por un matiz político-social. Nieve resiste la vida azarosa de sus padres y el pánico de crecer en una sociedad controladora hasta la asfixia que le va restando todas sus posesiones afectivas. Nieve es una sobreviviente, sagaz protagonista generacional de los cubanos nacidos a partir de 1970 que necesitan existir en primera persona desde una experiencia gregaria y colectiva que desemboca en la diáspora insular.
Todos se van es una novela de ficción que recrea el diario de infancia de su autora, quien escribe en su cuaderno mientras espera en su isla el regreso de sus amores. Ha sido llevada al cine por Sergio Cabrera en 2014. El diario continuará...
La primera edición de Todos se van ganó el 1.er Premio de Novela Bruguera (editorial entonces dirigida por Ana María Moix) el 2 de marzo de 2006, otorgado, en calidad de jurado único, por el escritor Eduardo Mendoza: «Una conflictiva vivencia personal y social narrada sin prejuicios de ningún tipo, un viaje instructivo y enriquecedor.»


Joël Dicker rescata en El libro de los Baltimore a Marcus




El loco de Dios en el fin del mundo es el libro de un


El apasionante viaje de un adolescente hacia su libertad. Tom

La obra maestra de la novela histórica
A finales del

En la ciudad boliviana de Cochabamba una clase de muchachos inicia su último curso en el Don

Ponciano Palma y Sixto Araiza lo planearon todo muy bien. Ante todo, había que despertar aún más la codicia nunca dormida de Serafín Farías, el dueño de la empresa de transportes, el patrón, el explotador, ese señor que se sentía Un Hombre con mayúsculas por su poder tan absoluto sobre trabajadores tan necesitados. Le hablaron de unos terrenos espléndidos que podría comprar a precio de ganga. Y, con el pez ya mordiendo el anzuelo, uno de ellos se fingió otro en el teléfono, dijo ser Idilio Villalpando, el fantasmagórico dueño de las imaginadas parcelas. Y le dijo también que como Sixto era amigo de la infancia de él, el dueño de las tierras, podía encargarse de llevar al dueño de los trabajadores hasta los codiciados terrenos, que no quedaban nada cerca de donde el explotador vivía.
Hacia allí fueron los tres, y en aquel lugar lejano y desértico Ponciano y Sixto mataron a tiros a Serafín Farías, y despeñaron el camión por un barranco. Se separaron después, y uno tenía que huir al este y otro al oeste. Pero a veces, cuando se acaba el odio -o al menos el primero, el mayor de los odios-, se descubre lo que nunca se ha querido ver.
Y Ponciano y Sixto, que creían haber cometido el crimen perfecto, comenzarán a deambular por el siempre sorprendente México sadiano, y por otro inesperado desierto interior, en una huida hacia delante, hacia atrás y hacia todos lados, en pos de ilusiones falsas o verdaderas, en busca de otra vida, o de otro sentido para la misma vida.
Y he aquí A la vista, una tragedia cómica, o comedia trágica, donde brilla una vez más uno de los más grandes escritores mexicanos contemporáneos, un constructor de barrocos edificios verbales, pero también fiel a la palabra hablada, la de los narradores populares, la de los charlatanes gozosos.
En esta novela Daniel Sada confirma su extraordinario talento literario tan celebrado por destacados escritores y críticos literarios: «Sada, desde luego, escribe sobre la provincia como sólo se puede hacerlo a caballo entre dos siglos, ofreciendo ese barroco en el desierto del que hablaba Bolaño al elogiarlo» (Christopher Domínguez Michael); «Gran conocedor de los westerns y la Biblia, Sada entiende de duelos bajo el sol. Sus personajes cruzan frases afiladas... Celebrado por su lenguaje, Sada también es un notable constructor de tramas» (Juan Villoro); «Hay en la poética de Sada la digestión de todo el claroscuro barroco, todo el realismo a lo Flaubert, y la endiablada y febril invención de un mundo que gira y gira» (Ricardo Baixeras, El Periódico); «Sada, sin duda, está escribiendo una de las obras más ambiciosas de nuestro español, parangonable únicamente con la obra de Lezama, aunque el barroco de Lezama, como sabemos, tiene la escenografía del trópico, que se presta bastante bien a un ejercicio barroco, y el barroco de Sada sucede en el desierto» (Roberto Bolaño).
«Daniel Sada ha creado un universo único en el que caben las más dramáticas y descabelladas situaciones. Cronista de un México tan real como fantasmagórico, tan cercano y, a la vez, lejana meta de alcanzar de una lengua única, barroca, coloquial, musical y, cuando es necesario, inventada. Las suyas son novelas de delincuentes que inspiran más simpatía que miedo, de amores reñidos con todos los tópicos del amor y que, sin embargo, se alimentan del tópico y lo manipulan, y donde la atracción o, mejor dicho, la necesidad sexual y la palabra que todo lo puede crea relaciones imposibles». (J.A. Masoliver Ródenas, La Vanguardia).




