«Las incitaciones a reflexionar sobre el cambio climático abundan, y nos apremian. La opción que ha tomado McEwan es tan sorprendente como elegante; en lugar de elegir el Apocalipsis, opta por la comicidad» (Christopher Tyler, The Guardian).
"Tengo para mí que Ricardo Piglia es uno de los más exigentes novelistas de la literatura en lengua española. Experto en lunfardos y tangos, sólo apabulla como escritor porque lo ha leído todo" (J.J. Armas Marcelo, ABC)
El detective Aector McAvoy regresa a la decadente ciudad portuaria de Hull, Yorkshire, con un nuevo y trepidante caso teñido de oscuras connotaciones sexuales en el que tendrá que dar caza a un asesino sádico.
Cuatro por cuatro arranca con la historia de unas chicas, lideradas por Celia, que se han fugado de un colegio pero que son atrapadas y devueltas a la institución. El colegio del que huían, el Wybrany College, es un internado incomunicado del exterior y destinado a los hijos de familias acomodadas, los únicos que pueden aspirar a salvarse de un mundo en descomposición en el que la vida en la ciudad se ha hecho imposible. Pero el Wybrany College también acoge a los llamados «especiales», chicos becados cuyos padres trabajan al servicio del proyecto. Las relaciones entre ambos grupos y entre ellos, los profesores y los miembros de la Dirección internarán al lector en un microcosmos dominado por la manipulación y el aislamiento. Con una narrativa fragmentaria, indirecta y muy depurada, la primera parte de la novela es como un enigma que se completará más adelante. En la segunda parte la perspectiva cambia con la irrupción de Isidro Bedragare, un profesor que recoge en un diario su particular visión de los hechos acaecidos en el internado y que, a su vez, también esconde un secreto. Narrada con un peculiar estilo entre la insinuación y las zonas de sombra, el lector irá descubriendo un universo literario autosuficiente, inquietante y enigmático, definido por unas normas que apelan a las relaciones de poder entre los distintos personajes y una violencia sórdida, latente, siempre a punto de estallar. Sara Mesa ahonda en la construcción de un espacio literario propio, siempre en los límites de la realidad, con personajes marcados por la desolación y la impotencia, el humor soterrado y un sutil poso crítico. La novela es, en realidad, un canto a la libertad mediante la mostración de su reverso: la opresión, el aislamiento y el miedo al exterior generan monstruos.