Emecé y Notanpuan presentan una obra de relatos de ficción de Tamara Tenenbaum. Después del éxito de El fin del amor, la autora, vuelve para indagar ese lugar habitado por todos: la soledad.
Treinta años después de su primera edición, la recuperación de Estela del fuego que se aleja la señala como una novela asombrosamente vigente, que conserva intacta la dinamita de su humor despiadado y su capacidad de interpelar perturbadoramente al lector.
«Gracias a una fotografía que se había hecho viral de forma inexplicable, Tony me había encontrado. O, mejor dicho: había encontrado a Maggie. No tenía ninguna forma de saber si era un tarado o no, si podría delatarme a la policía. Quizá suena paranoico, pero no creo que sea tan absurdo. Hay personas que van a la cárcel por cosas mucho menos importantes que acusaciones de asesinato de niños».
La existencia tranquila y pueblerina de Maggie se ve sacudida por un inesperado mensaje de Facebook que la devuelve al pasado. Se ve obligada a recordar traumas de golpes, muslos magullados y pérdida. Se había convertido en una persona nueva hacía tiempo, pero ¿qué sucede cuando las historias del pasado son irremediablemente arrastradas a la luz?
«Submarinos usados. Compro y vendo.» Con este anuncio, aparecido en el Piccolo Banditore el 26 de octubre de 1963, arranca la novela. No es una invención, se publicó de verdad. Quien lo puso fue un profesor triestino, coleccionista obsesivo de armas y de todo tipo de parafernalia bélica. En él se ha inspirado Claudio Magris para construir esta narración hipnótica e inquietante que arranca con un hombre empeñado en montar un «Museo total de la Guerra para la llegada de la Paz y la desactivación de la Historia». Junto al profesor que lo ha concebido, aparece otro personaje central, el de Luisa, hija de una judía deportada y de un sargento afroamericano. Ella será la encargada de poner a punto ese museo, cuyas salas acumularán objetos que cuentan historias. Y así, en esta novela que contiene muchos relatos, van apareciendo la Risiera di San Sabba, en la periferia de Trieste, que fue el único campo de exterminio nazi que existió en Italia; el asesinato de Heydrich en Praga a manos de la resistencia checa; la trata de esclavos africanos; la peripecia del soldado alemán ejecutado por la Wehrmacht por negarse a disparar contra la población civil polaca; los zapatos de un partisano esloveno; la violencia en la América colonial; la celebración del último cumpleaños de Hitler en el castillo de Miramare...Y de fondo Trieste, ciudad fronteriza, mezcla de etnias y culturas, convertida después de la guerra en el experimento del Territorio Libre de Trieste... Magris ha escrito una novela prodigiosa que rompe los moldes más acartonados del género y muestra una vez más el alcance de su ambición literaria. Una novela sobre la capacidad del ser humano para generar horror, pero también sobre la necesidad de la memoria, del amor y del combate –épico o cotidiano– contra la barbarie.
Las grandes familias es el certero retrato, público y privado, de la sociedad de entreguerras; las clases hasta entonces dominantes son diseccionadas en su ocaso sin ambages, mientras ceden su posición a quienes señorearán la vida de Francia durante las siguientes décadas: una apasionante historia de ambición y venganza que es también un estilizado análisis del poder y sus espejismos.
¿Hay algún momento en que nos damos cuenta de que nuestros padres son mortales? ¿Somo espectadores atentos de ese momento que puede sobrevenir sin previo aviso?
Diez años después de Trainspotting, tras divorciarse de su mujer y de fracasar en varios negocios, Sick Boy está en franca decadencia. Decide aceptar la oferta de su tía Paula quien lo dejará a cargo de un pub. Pero ahí el negocio no está solamente en las bebidas: Sick Boy descubre que un grupo se reúne a follar y a filmar sus orgías en uno de los salones privados. Y que en Edimburgo hay un negocio de vídeos porno realizados en las trastiendas de los pubs. Sick Boy se pondrá, ayudado por la guapa Nikki Fuller-Smith, estudiante de cine y trabajadora del sexo, a hacer una película porno de altura. Y también incluirá en el equipo a su amigo Renton, el que los traicionó y huyó con el dinero del alijo de heroína. Aunque también se mueven por ahí Spud, el único que había recibido a escondidas su parte en el dinero de la droga, y Begbie, que después de pasar unos años en la cárcel volverá a la acción aún más paranoico y furioso que antes.