Quien se sumerja en estas páginas comprenderá que la literatura de Tomás González tiene el poder mimético de la gran literatura: aquella que nos recuerda, a tavés de personajes y del lenguaje, que la vida y la muerte son consustanciales: así como no podría haber océano sin costa, así mismo, no puede haber principio si no hay fin.
Àngel Casas, un icono de la televisión de los años 80 y 90, nos invita a entrar en el mundo de su infancia y juventud a través de la mirada de un fotógrafo de prestigio internacional.