«En este instante yo podría beber sangre caliente, y hacer cosas
En esta comedia filosófica, elocuente y sutil, se imagina una de aquellas sesiones entre la escultora y su ilustre modelo. El filósofo exhibe sus ideas ante una oyente tan atenta como ocasionalmente irónica. Se repasa el destino del hombre, orgulloso de sus certezas y martirizado por sus perplejidades. Mientras, la superstición ronda, llega un forastero atrevido, se prepara una invocación a los espíritus y la carne dicta urgencias que se burlan de los alambicados sistemas intelectuales. Y suena al fondo una alegre melodía de Rossini...
Una obra de teatro de Mariana de Althaus llevada ahora al cine.
Una obra de teatro donde
Toqué mi cuerpo y le dije que sentía vergüenza, que mi cuerpo no