Cuando Sigmund Freud leyó este Diario de una chica adolescente, lo consideró "una pequeña joya" y le dijo a Hermine von Hug-Hellmuth, quien se lo había acercado, que estaba "obligada a publicarlo", cosa que hizo en 1919, con considerable éxito. Sin embargo, pronto surgieron fuertes discusiones. Por empezar, hubo quienes manifestaron dudas sobre la autoría del texto. Hug-Hellmuth aseguraba que algu...