Hay veces que el destino se empeña en ponerte a una persona delante constantemente y, si algo he aprendido con el tiempo, es que la vida puede darte segundas oportunidades. Tras el fallecimiento de mi padre, un viaje improvisado con mi amiga Laura me regaló primero el «quién»: Javi y después el «dónde»: su isla.
Aquel intenso verano trajo emociones encontradas a mi vida: la incertidumbre de un fut...