
Compis del gimnasio
«Se van al vestuario juntas y abren las taquillas en silencio. Había planeado ducharse antes de irse a casa, pero ver a Tilda desvestirse por el rabillo del ojo es demasiado para ella. Con la cara roja como un tomate, se pone la sudadera y se cambia las deportivas para hacer ejercicio por sus Converse habituales. Una y otra vez, se repite a sí misma: «¡no mires, no mires!», ya que es lo único que ...
«Se van al vestuario juntas y abren las taquillas en silencio. Había planeado ducharse antes de irse a casa, pero ver a Tilda desvestirse por el rabillo del ojo es demasiado para ella. Con la cara roja como un tomate, se pone la sudadera y se cambia las deportivas para hacer ejercicio por sus Converse habituales. Una y otra vez, se repite a sí misma: «¡no mires, no mires!», ya que es lo único que ...
