Fred Wilton se quedó viudo muy joven, dedicándose por entero a su empresa y al cuidado de su hija Sally, una muchacha orgullosa y soberbia. Sally tenía todo lo que con dinero se puede comprar. Aunque su padre sabía muy bien lo caprichosa que era su hija, la quería con todo su corazón y nunca le negaba nada. Por ello, cuando ella le pide que la deje ir a pasar dos meses con su tía Mey, Fred lo perm...