Si tienes un amigo o una amiga que acaba de divorciarse, no le compadezcas: ¡dale la enhorabuena! Si eres tú quien ha pasado por el molesto trámite, ¡felicidades! Porque, una vez superados algunos inconvenientes (hacerse respetar por los hijos ahora que solo hay un adulto en casa, elegir un hogar, encargarse de engorrosas tareas de las que hasta ahora se ocupaba el otro o la otra —léase poner una ...