Esta paradoja, la tristeza y la salud del campo, refleja la propia situación de Van Gogh: la naturaleza fue siempre una especie de hogar para él: un hogar que nunca podría compartir con nadie más. En Saint-Rémy, Van Gogh había trabajado en una pintura llamada el «Sembrador»: «Porque lo que veo en este sembrador […] la imagen de la muerte, en el sentido de que la humanidad podría ser ese trigo que ...