En 1934, Christiane Ritter emprende un viaje en barco desde Hamburgo hasta la isla ártica de Spitsbergen, donde la espera su marido. A centenares de kilómetros de la población más cercana, y sin ningún tipo de equipamiento moderno, los dos, con la única compañía de un joven arponero noruego, se disponen a pasar todo un año en una minúscula cabaña situada junto a un fiordo solitario.
La noche polar...