Todos están muertos. Estoy sentada aquí. En una selva. Sola. Muevo los ojos. Veo las hojas, las partes rotas del avión, los cadáveres. Escucho mi respiración. Suena tan trabajosa como la siento, ¡me duele mucho el pecho! Pero respiro. Así tomaba conciencia Annette de su terrible situación el 14 de noviembre de 1992, en mitad de una jungla montañosa, tras sufrir un accidente aéreo. Había salido poc...