Kazu nació en Fukushima en 1933, el mismo año que el emperador japonés, y su vida se ha visto siempre ligada a la de la familia imperial. Ahora su espíritu no puede descansar y se ve condenado a vagar por el parque que se extiende junto a la estación de Ueno, en Tokio, porque ese lugar marcó su existencia y fue el escenario de su muerte. El parque fue lo primero que vio al llegar a Tokio para trab...