Tus brazos eran mi casa y no había nada mejor que llegar a casa, hasta que me echaste.
No sé si alguna vez se os quedó algo por decir al terminar la relación con tu pareja, una amiga, un compañero, un familiar o un fallecido.
En mi primera relación —y por ahora única, aunque esperemos que no se quede con ese número porque la vida da mil vueltas—; total, que con veinticinco años tuve mi primera re...