Tienes que saber la verdad:
"—Si no desahogas —dijo él cauteloso—, no te quitarás nunca ese peso de encima.
—Joaquín nunca me pidió que me casara con él.
Lo dijo muy aprisa.
Jaime no se inmutó.
O él era tonto, o conocía sobradamente a Lía para saber que algo no marchaba bien.
—O sea, que nunca te habló de boda...
—Nunca.
—¿Y tú?
—Si es un tema que él no toca, ¿...