Tan esquiva siempre la fórmula de un clásico. Suele combinar dos condiciones, tan básicas como improbables de encontrar a la par: una estética no perecedera y un mito; una metáfora capaz de esa mutación que le permita a la realidad acomodársele adentro y tomar su forma. De eso se trata este libro.
Los años 1960. Mientras en homogéneo costumbrismo una generación de dramaturgos se preocupa por la al...