El teatro representó durante el siglo XIX en México, como en muchos otros países, algo más que un entretenimiento de evasión: era realmente el centro de las actividades de convivencia social de diversas clases, el lugar desde donde muchos intelectuales querían formar a sus espectadores para volverlos ciudadanos, escuela de costumbres, tribuna de ideologías, catalizador de fantasías y crisol para l...