Por su proximidad a Bangkok, el alto golfo ha sido durante mucho tiempo el patio de recreo preferido de la élite tailandesa. A remolque de la familia real (ningún rey desde Rama IV ha dejado de veranear en la zona), las clases dominantes inspiraron a su vez a un sinfín de compatriotas para acudir a estas costas en busca de diversión y buena comida.
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