La mezcla de pueblos y culturas resulta evidente de inmediato, pero su diversidad va mucho más allá de su gente. Sin cruzar las fronteras de Sudáfrica se puede dormir bajo las estrellas en el desierto o hacer senderismo por sus picos nevados; los montes de Zululandia y de la Wild Coast constituyen un bucólico antídoto contra grandes ciudades como Johannesburgo o Durban; y la observación de la faun...