Supremo deseo: "Era una preciosidad de muchacha. Joven, exuberante, mórbida de carnes, la piel fresca y tersa y una boca deleitosa, así como unos ojos divinos.
Keith, que creía conocerla, sabía que en aquel momento, como en tantos otros, se estaba haciendo desear. Su aspecto sexy denotaba a la mujer siempre dispuesta a complacerse a sí misma y al marido.
Keith se preguntaba si Muriel le habría s...