Me llamo Olivia. Mis padres nunca me han querido y jamás se han molestado en disimularlo, y yo, con los años, he terminado aceptándolo.
Siempre he vivido según sus imposiciones y éstas me llevaron a él, a Roberto, mi profesor de matemáticas y mi amor. Una mirada fue suficiente para que calara en mi interior para siempre. Y con esa mirada llegaron los sueños, en los que dejaba de ser Olivia para co...