Un fantasma recorre el mundo: el pesimismo. La creencia de que todo va a ir a peor se ha apoderado de las mentes y del debate. No solo el neoliberalismo mató a la utopía, sino que el izquierdismo contribuyó a ello con un suicidio político: renunciar a la noble idea de crear un mundo distinto y mejor. Tras cuatro décadas de pragmatismo mal entendido y hegemonía conservadora, ha llegado la hora de c...