En Madrid ya nadie miraba al cielo, aunque los alados lo recorrían cada noche, al igual que las calles de la capital.
En esas mismas calles, Alex vivía una nueva y extraña vida con las alas cortadas, olvidando todos los recuerdos como alado y odiando Madrid en silencio. Y Clara, aunque sí mantenía los recuerdos que había vivido con él, éstos parecían pesar el doble ahora que Alex no estaba con el...