«Cuide a esa niña, capitán, no querrá volver con un pequeño cadáver a bordo». La advertencia da vueltas en la cabeza del uniformado que está a segundos de cortarse el cuello ante el espejo, atormentado por aquella travesía de cinco años iniciada en 1831. Su último recuerdo es invadido por una tripulación de setenta hombres y una niña; y un gran observador, Charles Darwin, el único capaz de reunir ...