Del mismo modo en que las nubes oscurecen por momentos la capacidad iluminadora del sol, las emociones y aflicciones del cuerpo y de la mente —la ofuscación, el deseo ansioso, la insatisfacción, el rencor, el miedo o la envidia— pueden alterar temporalmente la esencia de lo que somos en realidad.
Partiendo de su propia experiencia, y de un trágico suceso que le marcó para siempre hasta el punto de...