Para Amelia, la heladería Meade siempre ha sido algo más que un simple trabajo de verano: para ella es una hermandad, una que comenzó hace muchos años cuando Molly Meade abrió sus puertas e invitó a puras chicas a trabajar en ella; la mayoría con el corazón roto, pues sus novios se habían ido a la guerra.
A lo largo de varios veranos, Amelia aprendió mucho de las mujeres con las que trabajó, por e...