Extravagante y comedida, agresiva pero al mismo tiempo firmemente aristocrática, Palermo es un hervidero de contradicciones. Las cicatrices de los edificios, las aceras desvencijadas y la decrépita infraestructura revelan profundas fracturas políticas y económicas, pero todo esto es fácil de olvidar cuando uno entra en una iglesia repleta de bellísimos mosaicos bizantinos, pasea por una calle llen...